Ahora que el actor más artista de Hollywood planea dirigir su primer largo, nos preguntamos si en sus ambiciones intelectuales hay más pretensiones que sustancia. Por YAGO GARCÍA
¿Será una metáfora?
El caso es que, si su adaptación de la novela de James Ellroy llega a buen puerto, James Franco acabará de coronarse como el actor más intelectual, más fino y más polifacético del Hollywood actual. Y, posiblemente, también como el más odiado por algunos, por plasta. Tal vez sea por envidia (el tipo tiene cerebro, sabe actuar y además es guapo) o porque sus empresas intelectuales, que ya le privaban cuando rodaba la serie Freaks and Geeks, tampoco son para tanto en realidad. Pero el caso es que, a veces, el hombre de 127 horas nos parece un hipster con doble ración de pretenciosidad intelectual. Por eso hemos elaborado este informe con todos los rasgos controvertidos del actor, a fin de aclararnos sobre una duda: ¿Es James Franco un intelectual encantador, o un modernillo insoportable? A ver si, antes del estreno de Spring Breakers, ya nos hemos hecho una idea.
Juventud peligrosa (por descontado)
Los hechos: Como no podía ser de otra manera, tratándose de un actor con sus credenciales, el joven James Franco era un culo de mal asiento. Antes de recibir el "premio a la mejor sonrisa" en el anuario de su instituto (y eso que llevaba aparato en los dientes), nuestro chico se buscó problemas con la ley por asuntillos tales que beber alcohol siendo menor de edad, hacer pintadas y robar perfumes de diseño para vendérselos a sus compañeros de clase.
Y eso está bien, porque... Esta clase de anécdotas quedan muy bien en tu bio si eres una estrella de Hollywood. Y, en el caso de James, más.
Pero da rabia, porque... La verdad, el joven Franco no lo tenía muy difícil para robar cosméticos de marca. Se crió en un suburbio pijo de Palo Alto (California), una de las ciudades más caras de EE UU, y en el seno de una familia de clase alta bien conectada en los mundillos de la literatura y el arte. Qué fácil es ir de outsider cuando en casa no faltan el dinero ni las amistades, ¿verdad?
El 'Método', hasta el final
Los hechos: Para interpretar a James Dean en el telefilme homónimo de 2001, James pasó de ser un acérrimo enemigo del tabaco a fumar dos paquetes al día. Además, dejó de hablarse con su familia y sus amigos, además de con su novia de entonces, para centrarse en ver películas del finado actor compulsivamente. Ah, y también se tiñó el pelo y aprendió a tocar los bongós. Y eso no es todo: se entrenó como boxeador para El desafío y, gracias a Flyboys, tiene la licencia de piloto.
Y eso está bien porque... Sus desvelos en James Dean le procuraron un Globo de Oro y una nominación al Emmy. Así da gusto, que se tome sus trabajos en serio.
Pero da rabia, porque... Como le dijo Laurence Olivier a Dustin Hoffman en el rodaje de Marathon Man: "¿Por qué no te dejas de estupideces y te limitas a actuar?". Estamos seguros de que Franco tiene el talento suficiente como para asimilar sus papeles sin tanta espantada inmersiva. Y miedo nos da pensar en cómo debió prepararse para hacer de Harry Osborn en la saga Spiderman...
Chico universitario
Los hechos: Desde que James Franco se hizo célebre, Natalie Portman tiene un serio rival al título de estrella de Hollywood con el currículum académico más lucido. Además de destacar en las matemáticas (fue becario en la empresa aeronáutica Lockheed Martin), se licenció en Literatura en UCLA en 2008, para después doctorarse y proseguir sus estudios en Nueva York, Yale y Houston. Todo ello, con muy buenas notas, sin dejar de actuar y ejerciendo ocasionalmente como profe de cine. Según puedes apreciar en la foto, esos esfuerzos se hicieron notar...
Y eso está bien porque... Es el argumento perfecto para convencer a tus padres de que el cine no es un refugio para vagos, maleantes y absentistas escolares. Bueno, al menos no siempre.
Pero da rabia porque... Para empezar, la carrera académica de Franco ha sido seguida hasta la extenuación por los medios, y eso cansa. Para seguir, uno de sus profesores en la Universidad de Nueva York le acusó de faltar al 90 por ciento de las clases, debiéndose sus altas calificaciones (según él) sólo a su condición de celebrity. "Su pupitre estaba más vacío que la silla de Clint Eastwood en la Convención Republicana", dice el docente, quien además le denunció más tarde por difamación.
Una de cal, otra de 'mainstream'
Los hechos: Con sus altibajos y todo, la carrera de James Franco ha transcurrido siempre entre lo más marginal y lo más vendible. Ahí queda para la historia su papel en el veteranísimo culebrón General Hospital, donde se dejó ver durante 54 capítulos y en el que volverá a intervenir este año. Por otra parte, suponemos que si cuenta en su carrera con títulos como Superfumados y Caballeros, princesas y otras bestias (de su colega David Gordon Green) y con un cameo en la mismísima El hombre de mimbre (aquella en la que Nicolas Cage gritaba lo de "¡Las abejas no!") es que no se le caen los anillos ante el cine de multisalas.
Y eso está bien porque... Está bien saber que es capaz de reírse de sí mismo. Por otra parte, proyectos como 127 horas y El origen del planeta de los simios no nacieron precisamente como proyectos underground.
Pero da rabia porque... Dicho brevemente: "Gala de los Oscar 2011". James, estamos de acuerdo en que mantener el ritmo durante tres horas largas es complicado y que (en tus propias palabras) todo el mundo parece un muermo comparado con Anne Hathaway. Pero una cosa es que eso sea verdad, y otra que tu intervención pasase a la historia por batir récords de sosería.
¡Es artista conceptual!
Los hechos: ¿Recuerdas cuando James Franco se grabó a cuchillo "Brad Renfro" en un brazo? Este acto, realizado para honrar la memoria del fallecido actor de El cliente, tuvo lugar en el contexto de la Bienal de Venecia, y es una de las empresas artísticas en las que James ha estado involucrado. Además de hacer sus pinitos performer y pintor, Franco ha grabado un disco (junto a la drag queen Kalup Linzy) y ha prestado su apoyo a iniciativas tan, pero tan modernas como un museo de obras de arte invisibles.
Y eso está bien porque... Dígase lo que se quiera sobre el talento artístico de nuestro héroe, pero seguro que su producción nunca será tan horrible como aquellos cuadros que pinta Stallone.
Pero da rabia porque... Si a los críticos especializados les cuesta a veces distinguir la autenticidad del camelo en las obras de artistas consagrados, imagínate cuando se trata de ilustres amateurs como nuestro hombre. A ver, nos tiramos a la piscina: sus acciones, siempre violentas, tienen poco que hacer frente a Chris Burden y sus tiros en el pie, mientras que encuentros en la cumbre como su entrevista-performance con Marina Abramoviç (puedes verla en el vídeo) tienen tanto de acercamientos sinceros como de exhibiciones de ego.
¡Y, además, escribe!
Los hechos: Antes hemos dicho que James Franco se doctoró en Literatura, ¿verdad? Pues su tesis doctoral no fue un tochazo de investigación al uso, sino una novela que permanece inédita hasta la fecha. Por otra parte, escribe poesía habitualmente y ha hecho sus pinitos en el teatro con Collage (una pieza multimedia que combinaba danza, música y recitados).
Y eso está bien porque... Siguiendo el loable ejemplo de Steve Martin y algunos otros, Franco parece empeñado en que su legado literario sea más rico que el habitual libro de memorias.
Pero da rabia porque... Aquí vamos a tirar con bala, ya que (según los ejemplos que pueden leerse en internet) a la producción del James Franco poeta no hay por dónde cogerla. Échale un vistazo a los versos que escribió para conmemorar la reciente reelección de Barack Obama, y después nos cuentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario