domingo, 13 de mayo de 2012

Los 15 mejores cameos de músicos en el cine

Elvis Costello es amigo de Austin Powers, Keith Richards un pirata del Caribe y David Bowie un árbitro de la moda. Son sólo algunos de las estrellas del pop que han asomado A nuestras películas favoritas. Por CINEMANÍA
los 15 mejores cameos de musicos en el cine "¿Pensáis saltaros el código, grumetillos?".
A veces, los músicos se inspiran en filmes para escribir sus temas, inspiran películas con sus canciones y escriben bandas sonoras. Pero el acabóse llega cuando deciden intervenir en esas mismas películas, regalando al mundo carreras dramáticas que no suelen llegar muy alto: hay excepciones como la de Tom Waits, claro, pero ¿hace falta que os recordemos la trayectoria en el cine de Sting o Mick Jagger? Por eso, la opción más socorrida suele ser aquella que David Byrne, listo como siempre, ha adoptado en Un lugar donde quedarse: como el título original de la película (no esa versión española que nos gusta tan poco) es This Must Be The Place, una de sus canciones, y competir con ese Sean Penn gótico y chanante es casi imposible, el ex líder de Talking Heads aparece en el filme realizando un bonito cameo musical. Os recordamos a otros grandes del sonido que optaron por la misma opción.

James Brown en Granujas a todo ritmo (1980)


THE OLD LANDMARK - JAMES BROWN IN THE BLUES... por happy-song
¿Por qué nos gusta? Seleccionar a uno sólo de los reyes (y reinas) del soul y el blues que aparecen en la película de John Landis es difícil cuanto menos. ¿Nos quedamos con Aretha Franklin como esposa cabreada? ¿Con Ray Charles vendiendo pianos eléctricos? ¿Con John Lee Hooker tocando Boom Boom en la calle? Pues, aunque todos ellos son grandísimos, debemos preferir a James Brown, por dos razones: él es el indiscutible padrino del soul, y bajo la inspiración de su incendiario gospel es cuando John Belushi descubre la clave de su destino. La banda, Elwood, la banda!".

Bruce Springsteen en Alta fidelidad (2000)


¿Por qué nos gusta? Los seres patológicamente inmaduros (como nosotros) fantaseamos a veces con un 'amigo imaginario' que nos da consejo y ayuda en los momentos difíciles. Cuando nuestra pareja nos deja plantados, por ejemplo. A John Cusack le pasa lo mismo en esta película, sólo que, como él es un melómano terminal, la voz de su conciencia es la del mismísimo 'Boss', que se le aparece para aconsejarle con su guitarra Fender en ristre.

Ozzy Osbourne en Muerte a 33 RPM (1986)


¿Por qué nos gusta? Como consignamos en su día, esta película de cutreterror ochentero es uno de los filmes más metaleros que en el mundo han sido. Y a ello contribuye en no poco la presencia del mismísimo cantante de Black Sabbath... Encarnando a un telepredicador enemigo a muerte del heavy, repeinado y con traje. Tan irreconocible está aquí Ozzy que nos cuesta mucho identificarle como el futuro protagonista de The Osbournes.

David Bowie en Zoolander (2001)


¿Por qué nos gusta? Cuando dos titanes del fashioneo como Derek Zoolander (Ben Stiller) y Hansel (Owen Wilson) deciden dirimir sus diferencias en la pasarela, sólo hay una persona que pueda ejercer como juez del enfrentamiento: el Delgado Duque Blanco en persona. Marcando clase y estilo, como siempre, Bowie no puede evitar pese a ello un gesto preocupado cuando Wilson (que, recordemos, es "lo más") realiza la proeza del siglo: quitarse la ropa interior sin desabrocharse los pantalones. Ay, qué daño...

Albert Pla en Airbag (1997)


¿Por qué nos gusta? El cantautor más costra (y orgulloso de ello) nos sorprendió en la película de Juanma Bajo Ulloa interpretando a un sacerdote. Pero no a un cura cualquiera, sino al que oficia la boda de Karra Elejalde, pijo euskaldún e hijo de Karlos Arguiñano y Rosa María Sardá, y que, en sus ratos libres, predica en puticlubes cantando canciones de Jeanette. Atención, porque viendo este vídeo puedes tener una revelación.

Jonathan Richman en Algo pasa con Mary (1998)

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¿Por qué nos gusta? A caballo entre el cameo y el papel secundario, el cantante de los Modern Lovers resulta una de las figuras más inolvidables en esta comedia destrozona. Los hermanos Farrelly, fans suyos de toda la vida, regalaron a Richman una intervención breve, pero muy lucida, ejerciendo como coro griego que narra, guitarra en ristre, las desventuras de Ben Stiller para hacerse con su amada Cameron Diaz. Para colmo, el vestuario lucido por Richman en sus apariciones es p'a verlo.

Rufus Wainwright en El aviador (2004)


¿Por qué nos gusta? Martin Scorsese es el director más musiquero de Hollywood, así que tenía que salir aquí. A sus órdenes han trabajado tanto Iggy Pop (desplumado al billar por Tom Cruise en El color del dinero), como Kris Kristofferson (coprotagonista de Alicia ya no vive aquí) y The Clash (ojo a su brevísimo papel en El rey de la comedia), entre muchos otros. Pero donde 'Marty' echó el resto fue en su segunda película con Leonardo DiCaprio: en ella no sólo aparece Gwen Stefani en un breve papel, sino también este crooner acompañado de (casi) toda su familia. Así, además de a Rufus, podemos ver a Loudon Wainwright III (su padre) y a su hermana Martha Wainwright, todos ellos en la misma secuencia.

Elvis Costello y Burt Bacharach en Austin Powers: la espía que me achuchó (1999)


¿Por qué nos gusta? Sólo hay una cosa mejor que un genio de la música pop, y son dos genios de la música pop. Al menos, eso debió pensar Mike Myers al orquestar este doble cameo: mientras que el veterano Bacharach (autor de The Look Of Love y otras grandes canciones, y ganador de un Oscar) ya había aparecido en la primera entrega de la trilogía, el gafotas der de The Attractions le acompañó aquí aprovechando que ambos acababan de grabar un disco a medias.

Marilyn Manson en Carretera perdida (1997)


¿Por qué nos gusta? Aunque el músico responsable del revival gótico de los 90 también ha intervenido en filmes como Party Monster (junto a Macaulay Culkin, nada menos), la intervención suya que preferimos aquí tuvo lugar en este filme de David Lynch. El genio de Montana, morboso él, fichó a Manson para aparecer como actor porno... en una película snuff, tras cuyo rodaje acaba, como no podía ser de otra forma, un poco maltrecho.

Huey Lewis en Regreso al futuro (1985)

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¿Por qué nos gusta? En cuanto a cameos puñeteros, el del cantante favorito de Patrick Bateman se lleva la palma. Porque, no lo olvidemos, Lewis fue el compositor e intérprete (junto a su grupo The News) de The Power Of Love, la canción que interpreta Michael J. Fox en el concurso de bandas de su instituto. ¿Adivinas cuál es su -breve- papel? Exacto: miembro del jurado que descalifica al protagonista. Si no le reconoces, es el primero por la izquierda el señor con gafas en el centro de la imagen.

Alanis Morrisette en Dogma (1999)


¿Por qué nos gusta? Vale, aceptamos que Matt Damon y Ben Affleck ejerzan como ángeles exterminadores. Pero que la cantautora canadiense, por entonces en el cénit de su popularidad, interpretase al Creador ("la Creadora", mejor dicho) en este filme de Kevin Smith nos cogió un poco a trasmano. Lo mejor de todo: los chistes sobre la potencia de su voz. ¿Recuerdas aquello de "Nos costó cinco Adanes darnos cuenta"?

Flea en El gran Lebowski (1998)


¿Por qué nos gusta? Al igual que el de Jonathan Richman en Algo pasa con Mary, el bajista de los Red Hot Chili Peppers se quedó a medio camino entre el cameo largo y el minipapel. No nos importa, porque su intervención como músico alemán de tecno metido a terrorista nihilista llega a extremos descacharrantes cuando Jeff Bridges anda de por medio. Cuidado con los dedos...

Lemmy en Cabezas huecas (1994)


¿Por qué nos gusta? El cantante y líder de Motörhead ha intervenido en unas cuantas películas a lo largo de su larga vida, pero este cameo en la epopeya jevilonga de Steve Buscemi, Adam Sandler y Brendan Fraser se lleva la palma. ¿Por qué? Pues porque, en ella, la bestia del rock realiza una confesión tan hilarante como verídica: fue el redactor jefe del periódico de su instituto. Y es que Lemmy, además de un rey del ruido, es un tipo muy culto.

Keith Richards en Piratas del Caribe III (2007)


¿Por qué nos gusta? A diferencia de su colega, que no amigo, Mick Jagger, el guitarrisa de los Rolling Stones no se ha prodigado nunca en las pantallas. Claro que, cuando por fin se decidió, el resultado fue apoteósico. Porque, ¿quién sino un gandalla consumado como él podía ser el papá de Jack Sparrow? Muchos de los más jóvenes del lugar no lo pillaron cuando Gore Verbinski nos lo mostró rasgueando una guitarra, pero nosotros casi lloramos de la emoción.

Duke Ellington en Anatomía de un asesinato (1959)


¿Por qué nos gusta? Nos despedimos con un cameo vintage, pero muy justificado. Porque Ellington no sólo es uno de los músicos de jazz más importantes de todos los tiempos (en comandita, diríamos, con Louis Armstrong y Miles Davis) sino que en este trabajo de Otto Preminger, para el cual compuso la música, podemos verle tocando a cuatro manos con el mismísimo James Stewart. ¿Hace falta decir más?

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