Empiezo a sentirme como uno de los protagonistas de esa obra maestra titulada ‘A dos metros bajo tierra’ (‘Six Feet Under’). Esta semana ya hemos comunicado tres fallecimientos de personalidades del cine: Gloria Stuart, Sally Menke y Arthur Penn. Hoy le toca el turno a Tony Curtis, que ha muerto a la edad de 85 años, según confirmación de su propia hija, la actriz Jamie Lee Curtis, fruto del matrimonio, el primero de seis que tuvo, del actor con Janet Leigh.
Nacido en Nueva York y criado en el Bronx, a mediados de los años 40 decide meterse a clases de interpretación, haciendo sus primera apariciones en películas tan importantes, y maravillosas, como ‘El abrazo de la muerte’ (‘Criss Cross’, Robert Siodmak, 1949) o ‘Winchester 73’ (id, Anthony Mann, 1950). Al lado de Burt Lancaster filma dos películas tan distintas como ‘Trapecio’ (‘Trapeze’, Carol Reed, 1956) y ‘Chantaje en Broadway’ (‘Sweet Smell of Sucess’, Alexander Mackendrick, 1957). Al año siguiente lo nominan al Oscar —sería la única nominación de toda su carrera— por su papel en la interesante ‘Fugitivos’ (‘The Defiant Ones’, Stanley Karmer, 1958), y también coincide con Kirk Douglas en una de las mejores películas de aventuras que se han filmado jamás, ‘Los vikingos’ (‘The Vikings’, Richard Fleischer).
1959 y 1960 son dos años muy importantes para Curtis, pues filma dos películas inolvidables y de gran repercusión popular, probablemente aquellas por la que es más recordado: ‘Con faldas y a lo loco’ (‘Some Like It Hot’, Billy Wilder) y ‘Espartaco’ (‘Spartacus’, Stanley Kubrick).
Recomiendo se le vea en ‘El estrangulador de Boston’ (‘The Boston Strangler’, Richard Fleischer, 1968), no por la película en sí, que me parece correctita, sino porque Curtis está inmenso.
Hasta siempre Tony.
Vía | El país
Vía:Tu blog de cine
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