Eso, ‘renovarse o morir’, es lo que dirán prácticamente todos los actores/actrices que en algún momento de su carrera se encasillan en un personaje y no hay forma de desprenderse de él ni con aceite hirviendo.
Un ejemplo vigente son las tres estrellas que conformaban el plantel principal de la saga cinematográfica de Harry Potter, Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson, que aún podrán beneficiarse de los últimos coletazos artísticos y taquilleros de la franquicia.
Pero una vez que acabe el chollo potteriano habrá que vivir el ‘mundo real’ de Hollywood, y en ello están. Hablando aquí de Watson, el cambio en principio está siendo radical.
Emma sorprendió hace unos días con un nuevo look completamente diferente, con un pelo muy corto, justificándolo precisamente en la circunstancia de que ya estaba liberada por fin de los rodajes que le han tenido ’secuestrada’ desde niña.
Pero la rumorología añade una pizca de pimienta a este cambio capilar: Watson está intentando conseguir el papel de Lisbeth Salander en ’The Girl with the Dragon Tattoo’, el remake yanqui de la primera novela de la saga literaria ‘Millennium’ de Stieg Larsson.
Sería un pelotazo en su carrera post-potter porque el proyecto es la caña: dirigiendo David Fincher, escribiendo el guión Steven Zaillian (’American Gangster’), y como protagonista masculino, el Mikael Blomkvist USA, a Daniel Craig. Versión ambiciosa a más no poder.
Al parecer Emma ya ha hecho una prueba con Fincher, y supuestamente se había cortado el pelo para romper con su imagen aniñada y parecerse al personaje de Lisbeth.
Aunque Watson tendrá que pelear por este codiciado papel con Ellen Page, Natalie Portman, Carey Mulligan y Kristen Stewart. Dura competencia.
Eso sí, por lo del tema de las escenas de sexo con hombres y mujeres y las partes tan gráficas de la violencia en el catre no se tendrá que preocupar en exceso porque, estoy seguro, que esta versión yanqui estará influenciada por la misma mojigatería del Hollywood de siempre.
Más que nada porque un R-Rated como una casa le cortaría las alas promocionales, y le robaría salas de proyección. Y una franquicia está en juego.
Vía:Tu blog de cineTexto:David cárdenas
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