Y es que este año no hay amenazas de huelgas ni nada por el estilo que puedan deslucir el fiestorrón de entrega de galardones, ni tampoco nadie que se vaya a sacar un pecho para reivindicar los beneficios de la lactancia materna. Con lo cual no hay excusas para hacer todo lo que esté en su mano para recuperar a todo aquel público televisivo que se ha ido progresivamente desenganchando de este ‘espéctaculo’ (calificativo que algunos pensarán que le viene grande).
Las cifras de audiencia son una puñeta, y que se lo digan a las cadenas de TV, pero son el medio más directo para testear el favor o el desprecio del televidente.
En el caso que nos ocupa, el share de la gala de los Oscars ha ido paulatinamente cayendo al pozo a 10 años vista, reduciendo los números de espectadores desde un pico de 64 millones de espectadores que siguieron la edición de 1998, en la que el tite Cameron soltó esa frase ‘titánica’ de ‘Soy el rey del mundo’ cuando arrasó con su película del cacho barco, a unos 32 millones el año pasado cuando chuleabamos de Bardem.
La meta que se han puesto en la Academia es superar los 40 millones de televidentes en EE.UU., y como ya sabéis, el primer paso que se dió para darle la vuelta al tortillón es contratar a Hugh Jackman como maestro de ceremonias, cuya faceta de showman es desconocida para muchos de los guiris que no vivimos en tierras norteamericanas.
A los que dudan de si Jackman será un buen anfitrión, basta con que vean cómo se prepara para la ocasión en un video distribuido por la ABC de sus ensayos. O también otro de Jack actuando en una de las galas de los premios Tony , y donde fue premiado en 2005 por su presentación. La bomba este muchacho, promete un huevo.
No me extraña entonces que avise el presi de la A.M.P.A.S., Sid Ganis, de que la velada será atrevida y arriesgada. Los cambios van a afectar a todo lo que rodea la ceremonia, empezando por renovar el aspecto del auditorio del Kodak Theatre, con un rediseño del escenario para generar un ambiente más íntimo, de club nocturno y fiesta.
Tendremos números de bailes y canciones, como los grandes musicales, no en vano el show será producido por Bill Condon y Laurence Mark, director y productor respectivamente de ‘Dreamgirls’. Hasta la presentación de los premios de interpretación se hará de una forma, dicen, ‘nunca vista hasta ahora’. Me están poniendo los dientes largos. Qué ganas le tengo a la gala.
En resumen, que el objetivo primordial es priorizar el espéctaculo por encima de los mismos premios. Y señores, en eso los norteamericanos son únicos. Cuento aún más rápido las horas para no perderme tal fiestorrón.
Texto:David Cardenas
Vía:Tu blog de cine
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