Atención señores y señoras cinéfilos y cinéfilas fetichistas amantes de todo lo que huela a Hollywood, una noticia muy mala en relación a un símbolo legendario de la industria cinematográfica USA: un grupo de inversionistas, dueños de 138 acres que cubren una porción por encima y a la izquierda de la ‘H’ del mítico rótulo que anuncia que se ha llegado a la Meca del Cine, pusieron el terreno a la venta el mes pasado por la nada despreciable cifra de 22 millones de dólares.
85 años llevan colocadas estas letras en una de las colinas de Los Angeles desde que en 1923 se instalaran para promover la venta de bienes raíces en la emergente capital del celuloide. Sin embargo, a dicho rótulo puede que le queden dos pelaos, al menos en su completa lectura.
Imaginaros el miedo que pueden tener los angelinos de perder un símbolo histórico, considerado por muchos como su particular ‘Torre Eiffel, ante la noticia de tan inquietante anuncio, al intuir que ese lugar se convertirá en un nido de mansiones debido a la avalancha constructora inmobiliaria (y mientras en nuestro país la crisis del ladrillo). La vista cambiará considerablemente aunque los promotores aseguran que sólo se verá una mota a los lejos que no alterará el conocido semblante del rótulo. Qué van a decir si no.
Estas letras, que miden unos 13.7 metros de alto y fueron construidas con hierro y cemento, han visto pasar a sus pies años de historia: se cuenta que Howard Hughes compró el terreno en 1940 (unos 17 años después de que el editor de Los Angeles Times largara a todo cristo sus planes de colocar las letras del tamaño de King Kong), con la intención de hacerse una mansión del 15 para disfrutarla con Ginger Rogers, su rollete por aquel entonces.
Lo de Rogers fracasó así que ese lugar en la cima más alta de Hollywood quedó sin tocar. Luego en 1949, Hughes se reservó el derecho de construir un camino en la parte de la colina que le pertenece al Departamento de Agua y Electricidad de Los Angeles, algo valiosísimo para hacer habitable el terreno. Y de eso se ha aprovechado la Fox River Financial Resources, el grupo de inversionistas de Chicago que compraron el terreno a la sucesión de Hughes por 1,7 millones de dólares, una baratija a la que le sacarán un pastonazo.
Un grupo de vecinos de la zona ya ha comenzado a hacer su lucha particular, aunque lo tienen chungo. Pretenden que la ciudad de Los Angeles, que es dueña de las otras tres partes del terreno donde se ubica el rótulo, compre la parte que falta. Pero el inconveniente está en que legalmente no pueden pagar más de 6 millones de dólares, que es el precio que se ha fijado en una reciente tasación.
Otra posibilidad es pedirle a las personalidades más influyentes de Hollywood que saquen la cartera y hagan la inversión, lo mismo que lo hicieron en 1970 Hugh Hefner, Alice Cooper y otras celebridades que soltaron 28.000 dólares por barba para sustituir las letras que estaban ya cascadas por otras relucientes.
Me temo que se trata de una batalla perdida.
85 años llevan colocadas estas letras en una de las colinas de Los Angeles desde que en 1923 se instalaran para promover la venta de bienes raíces en la emergente capital del celuloide. Sin embargo, a dicho rótulo puede que le queden dos pelaos, al menos en su completa lectura.
Imaginaros el miedo que pueden tener los angelinos de perder un símbolo histórico, considerado por muchos como su particular ‘Torre Eiffel, ante la noticia de tan inquietante anuncio, al intuir que ese lugar se convertirá en un nido de mansiones debido a la avalancha constructora inmobiliaria (y mientras en nuestro país la crisis del ladrillo). La vista cambiará considerablemente aunque los promotores aseguran que sólo se verá una mota a los lejos que no alterará el conocido semblante del rótulo. Qué van a decir si no.
Estas letras, que miden unos 13.7 metros de alto y fueron construidas con hierro y cemento, han visto pasar a sus pies años de historia: se cuenta que Howard Hughes compró el terreno en 1940 (unos 17 años después de que el editor de Los Angeles Times largara a todo cristo sus planes de colocar las letras del tamaño de King Kong), con la intención de hacerse una mansión del 15 para disfrutarla con Ginger Rogers, su rollete por aquel entonces.
Lo de Rogers fracasó así que ese lugar en la cima más alta de Hollywood quedó sin tocar. Luego en 1949, Hughes se reservó el derecho de construir un camino en la parte de la colina que le pertenece al Departamento de Agua y Electricidad de Los Angeles, algo valiosísimo para hacer habitable el terreno. Y de eso se ha aprovechado la Fox River Financial Resources, el grupo de inversionistas de Chicago que compraron el terreno a la sucesión de Hughes por 1,7 millones de dólares, una baratija a la que le sacarán un pastonazo.
Un grupo de vecinos de la zona ya ha comenzado a hacer su lucha particular, aunque lo tienen chungo. Pretenden que la ciudad de Los Angeles, que es dueña de las otras tres partes del terreno donde se ubica el rótulo, compre la parte que falta. Pero el inconveniente está en que legalmente no pueden pagar más de 6 millones de dólares, que es el precio que se ha fijado en una reciente tasación.
Otra posibilidad es pedirle a las personalidades más influyentes de Hollywood que saquen la cartera y hagan la inversión, lo mismo que lo hicieron en 1970 Hugh Hefner, Alice Cooper y otras celebridades que soltaron 28.000 dólares por barba para sustituir las letras que estaban ya cascadas por otras relucientes.
Me temo que se trata de una batalla perdida.
Vía:tublogdecine
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