Celebramos el 23 aniversario de la aventura marciana de
Schwarzenegger, Sharon Stone y Paul Verhoeven: este informe te hará
desear haber nacido con tres manos. Por YAGO GARCÍA
Tal día como hoy, hace 23 años, los aficionados a la
ciencia-ficción más paradójica y a la acción más descocada aprendimos
que los recuerdos nunca son de fiar. Sobre todo, si andan de por medio
tecnologías primordiales, desalmadas megacorporaciones futuristas, un
director tan desinhibido como
Paul Verhoeven y una estrella
(Arnold Schwarzenegger) que
aprovecha su voz y voto en los estudios para dar vida a proyectos que
saben reírse de sí mismos. En cristiano, o más bien en marciano: el
1 de junio de 1990 se estrenó en EE UU
Desafío total, una de las grandes películas de la última década del siglo XX, y en
CINEMANÍA lo
celebramos dedicando al filme y a sus creadores este reportaje. Por no
hacer sangre, omitimos las comparaciones entre la obra original y
ese remake tan flojo estrenado en 2012, que a algunos nos dio ganas de decir aquello de
"considera esto un divorcio".
El lento desarrollo de la aventura marciana
Alrededor de 1975, cuando vendió los derechos para el cine de su relato
Podemos recordarlo por usted, Philip K. Dick aún
no era el escritor de ciencia-ficción más adaptado de la historia de la
pantalla, sino un autor de culto tan conocido entre el
fandom por su atrevimiento artístico como por su inestable (es un decir) salud mental. Así mismo,
Dan O'Bannon y
Ronald Shusett, los jovenzuelos que se hicieron con esos derechos, distaban de ser los creadores en la sombra de la saga
Alien. Tras llevarse un buen chasco trabajando con
Alejandro Jodorowsky y
Ridley Scott en sus sucesivas, y fallidas, adaptaciones de
Dune, O'Bannon y Shusett aparcaron el proyecto para centrarse en
Star Beast, el guión que daría origen a las aventuras de
Ripley. Pero en 1990, con
Blade Runner ya asentada como filme de culto, las cosas habían cambiado, y era el mejor momento para entregar a los cines otro filme
dickiano.
Recuerdos implantados, historias alteradas
Antes de proseguir, hagamos un inciso: las similitudes entre
Desafío total y el relato original de Philip K. Dick se quedan
en el mecanismo de implantación de recuerdos, en su subtexto de espionaje... Y en poco más: el protagonista de
Podemos recordarlo por usted se llama
Douglas Quail, no
Quaid, jamás
abandona la Tierra durante la historia y dista mucho de ser un señor
cachas. Lejos de ser una trepidante aventura de acción, la historia es
una crítica muy socarrona a las frustraciones y al ansia de escapismo de
la clase media. Aliñada, además, con una invasión alienígena que en las
películas ni se olfatea.
Dino no quiere a 'Arnie'
Que el legendario productor
Dino De Laurentiis siguiera queriendo meterse en el negocio de la ciencia-ficción tras financiar un batacazo como
Dune (la de
David Lynch) es algo que se nos escapa. Pero el caso es que, si
Desafío total resucitó en 1987, fue gracias a él. De Laurentiis, quien había fichado como director a
Bruce Beresford (Paseando a Miss Daisy), contaba con
Richard Dreyfuss para el papel principal, y cuando
Arnold Schwarzenegger mostró
su interés en protagonista, se negó en redondo a admitirle en el
casting: el magnate consideraba, y con razón, que el héroe de la
historia era un oficinista
tirillas, y que otorgándole el papel
al cachas austríaco estaría traicionando al original. Cuando Dreyfuss
se apeó del proyecto, otros actores considerados fueron
Patrick Swayze, Matthew Broderick, Jeff Bridges y
Christopher Reeve.
David Cronenberg: purulencia marciana
Tras el éxito de
La mosca, Hollywood creía haber logrado domesticar a
David Cronenberg, convirtiendo al maestro del terror canadiense en un director de
blockbusters. Un craso error, que se reveló en toda su crudeza cuando, tras el abandono de Bruce Beresford, el director de
La zona muerta fue fichado por De Laurentiis para
Desafío total. Cronenberg se tomó muy en serio la adaptación, proponiendo a
Richard Dreyfuss como protagonista y escribiendo un guión que fue rechazado porque... Bueno, dejemos que nos lo cuente él mismo:
"Tras
un año de trabajo y doce borradores, Ron Shusett me llamó y me dijo:
'Tío, lo estás haciendo mal, estás adaptando el relato de Dick'. Yo le
pregunté si no era ese el plan, y él me contestó: 'Ni de coña, aquí
queremos hacer En busca del Arca perdida en Marte". Por supuesto, Cronenberg se largó de la producción con cajas destempladas, aunque
algunas de sus ideas permanecieron en la versión final, como el líder mutante
Kuato y (apostamos nosotros) la prostituta de tres pechos.
Schwarzenegger toma el mando
Como hemos explicado antes, 'Arnie' fue rechazado por Dino De
Laurentiis. Pero, testarudo como siempre, el futuro 'Governator' no cejó
hasta tener la última palabra: por razones financieras, el productor
italiano abandonó
Desafío total antes de comenzar el rodaje... Y entonces fue cuando Schwarzenegger persuadió a la compañía
Carolco, que acababa de comprar los derechos de
Terminator, para hacerse con ella por la modesta cantidad (para Hollywood) de
3,9 millones de euros (ajustados). Además del poder absoluto sobre todos los aspectos de la película, la maniobra le valió al austríaco
16 millones de euros, en concepto de salario, y
un 15 por ciento de la recaudación. Hay
que decir que las contribuciones de Arnold al proyecto fueron bastante
positivas: no sólo sugirió que el héroe trabajase como obrero de la
construcción, justificando así su volumen muscular, sino que además
escogió personalmente al director, un tal
Paul Verhoeven, con quien había estado a punto de trabajar en
Robocop.
Prohibido hablar de política
Antes hemos dicho que el nombre del héroe de
Desafío total era
Douglas Quail, ¿verdad? Entonces, ¿por qué su apellido pasó a ser
"Quaid" en el guión definitivo? La explicación es sencilla, a la par que
hilarante: para evitar asociaciones indeseadas entre el personaje y
Dan Quayle, vicepresidente y mano derecha del entonces presidente de EE UU
George Bush. Estando
Schwarzenegger a partir un piñón con el Partido Republicano, es normal
que los productores no quisieran remover ese tema.
Una enfermedad de origen (extra)terrestre
Lector, ¿has oído hablar alguna vez de la
'Venganza de Moctezuma'?
Es el apodo de una variante particularmente feroz de la diarrea del
viajero que aqueja a aquellos que visitan México, y que el reparto y el
equipo de
Desafío total sufrieron en todo su esplendor en los
Estudios Churubusco del Distrito Federal... Con dos notables excepciones: Arnold Schwarzenegger ya las había pasado canutas filmando
Depredador en
el país azteca, así que insistió en que su comida y su agua fueran
traídas expresamente de EE UU. Ronald Shusett, por su parte, se libró
del trance
por ser un hipocondríaco de mucho cuidado: el
aprensivo guionista controlaba al milímetro todo lo que entraba por su
boca, y se inyectaba vitamina B12 diariamente. Al principio, sus
compañeros se rieron de él, pero cuando sus vientres les obligaron a
pasar las horas muertas sentados en el trono, cambiaron de idea.
'Charito Piedra' se pone pudorosa
Uno de los activos más poderosos de
Desafío total fue la presencia de una
Sharon Stone casi
desconocida como la (presunta) esposa del héroe. La actriz, de conocido
temperamento, tuvo sus más y sus menos con Paul Verhoeven durante el
rodaje, ya que el director quería mostrarla desnuda en su escena de sexo
con Schwarzenegger y ella se negó en redondo. Pero la cosa se arregló
con el tiempo: una Stone totalmente
ciclada gracias a su preparación para el papel posó en traje de Eva para
Playboy justo
antes del estreno de la película, lo cual contribuyó a aumentar la
expectación del público. Y, en 1992, ella y Verhoeven "ajustaron
cuentas", en palabras del cineasta holandés, con la muy tórrida
Instinto básico.
El final de la era analógica
Además de por sus otras virtudes,
Desafío total ha pasado a
la historia por ser una de las últimas producciones de Hollywood (o la
última) en usar efectos especiales tradicionales, a base de maquetas y
animatronics. Algunos
ejemplos de esto son el taxista robótico, la tuneladora marciana, el
legendario disfraz de señora gorda o el simbiótico Kuato. Además, la
famosa escena en la que Schwarzenegger pasa por un escáner de rayos X en
el metro supuso un ejemplo temprano de efectos digitales. Un año
después de su estreno llegaría
Terminator 2: El juicio final, considerada como la irrupción definitiva de la CGI en el mundo de los
blockbusters.
A beneficio de inventario
¿Nunca te has preguntado qué contiene la misteriosa maleta plateada que recibe Quaid como regalo de
Hauser, su otro yo? Tranquilo, aquí va un inventario completo: un carnet sindical de la
Mina Pirámide de
Marte a nombre de "Steve Leonetti", varias tarjetas de identidad, un
disfraz de señora gorda (con cabeza explosiva), una gran suma de dinero
marciano, un dispositivo quirúrgico para extraer dispositivos
localizadores, un proyector holográfico de pulsera, un ordenador
portátil y una tarjeta de embarque en la que aparece el nombre de un tal
"Hoffman". Como decían en
Teléfono rojo, de
Kubrick, "con todo eso podrías pasar un buen fin de semana en Las Vegas".
Una "X" que vale por tres
La relación entre Paul Verhoeven y la MPAA (la entidad que reparte
las calificaciones por edades en EE UU) nunca había sido amistosa,
llegando a su cénit de mal rollo con
Robocop. Así pues, cuando Verhoeven presentó
Desafío total a
los censores, estos no se cortaron un pelo: la película recibió la
calificación X, con lo cual el holandés tuvo que recortar fotogramas y
alterar algunas escenas en postproducción para quedarse con la menos
lesiva "R".
Podemos retitularlo por usted
Traducir la expresión inglesa
Total Recall a
otros idiomas es una gaita: por eso, suponemos, esta película ha sido
rebautizada de formas muy imaginativas en todo el mundo. Si en España la
conocemos como
Desafío total y en Latinoamérica como
El vengador del futuro, a otros públicos les llegó con títulos tales que
Atto di forza (Italia),
Voyage au centre de la memoire (Francia),
O vingador do futuro (Brasil),
Az Emlekmás (El recuerdo, aproximadamente) en húngaro y, en ruso,
Vspomnit' vsyo, algo así como
Recordándolo todo. Esos títulos alternativos fueron heredados, en su mayoría, por el
remake de 2012.
Cifras astronómicas
Ayudada por su falta de complejos a la hora de ofrecer acción y desparrame,
Desafío total se llevó un tratamiento crítico mucho más amable que la mayoría de
blockbusters: entre los críticos que hablaron en su favor se hallaron
Roger Ebert, y entre sus detractores se hallaron
James Bernardinelli y la teórica feminista
Susan Faludi. Ahora
bien: con buenas críticas o sin ellas, estaba claro que la película iba
a ser un taquillazo. Sin sumar los beneficios del vídeo doméstico, la
película ingresó
345,2 millones de euros (ajustados). Contando con la opción de Schwarzenegger sobre los beneficios, estimamos que 'Arnie' sumó
51,7 millones de euros a su ya abultada cuenta corriente. Por contra, la versión que se estrenó el año pasado 'sólo' acumuló
152 millones en la taquilla internacional.
Dándolo todo en el dvd
Dada la índole de la película, tampoco nos extraña tanto, pero
Desafío total también puede colgarse la medalla de tener (según los
fans del
otro lado del charco) un audiocomentario de lo más cachondo en su
edición en dvd. Sin esforzarse en ocultar sus respectivos (y sonoros)
acentos, Paul Verhoeven y Arnold Schwarzenegger se pasan los 113 minutos
de la película intercambiando chistes sobre la chica de tres pechos,
comentando anécdotas hilarantes de rodaje y discutiendo sobre si la
historia es real o
[SPOILERS] la alucinación de un Quaid comatoso a causa de unos recuerdos mal implantados
[/SPOILERS]. Cuando la pareja no está en ello, 'Arnie' salpimenta la grabación con comentarios tales como
"este soy yo haciendo de albañil" o
"este soy yo rompiéndole la cabeza a un tipo con una barra de hierro". Vamos, un lujazo.
¿Alguien se acuerda de la secuela?
Pues sí: aunque seguramente no te sonará de nada,
Desafío total tuvo una secuela en forma de serie televisiva. Hablamos de
Total Recall 2070, un producto del canal
Showtime que vio la luz en 1999, y que incluso estuvo nominada a un
Emmy a los Mejores Efectos Visuales. La serie, en la cual se tomaban detalles tanto del filme homónimo como de
Blade Runner, se
ganó alabanzas por su atrevimiento visual y su complejo guión, pero
dejó de emitirse tras una única temporada de 22 episodios y su
repercusión comercial fue nula. Vamos, que si no fuera por testimonios
como el vídeo de arriba, nosotros sospecharíamos que se trata de un
recuerdo implantado...