15 años después del estreno de 'Armageddon', el director más
estruendoso pide disculpas al público. Recogemos otras 'hazañas' por las
que debería excusarse. Por YAGO GARCÍA
¿Cómo debe sentirse un director megalómano y con mal carácter cuando le pide disculpas al público? Podemos preguntárselo a
Michael Bay: 15 años después del estreno de
Armageddon, el director estadounidense ha entonado un
mea culpa por la película, en una entrevista para el
Miami Herald que nos ha llegado vía
Slashfilm. "Tuvimos que rodar el filme entero en 16 semanas",
"repetiría todo el tercer acto si pudiera",
"el director de efectos especiales tuvo un colapso nervioso y tuve que llamar a James Cameron para pedirle consejo", son algunas de las excusas que Bay aduce para defender a un filme sobre el cual el finado
Roger Ebert escribió aquello de
"se supone que empleó los servicios de nueve guionistas [uno de ellos, J. J. Abrams]: ¿para qué necesitaba ninguno?".
El
mea culpa de Bay nos enternece, pero también nos hace recordar algo: si el autor de
Transformers es
uno de los personajes más detestados de Hollywood, es porque él se lo
ha ganado. Aunque a veces resulte difícil de creer, Michael Bay ha hecho
cosas muy buenas, como su impulso a la carrera de
Will Smith, o
su apuesta sin complejos por las aventuras espectaculares. Pero sus
malos modales en el plató y fuera de él, y su permanente condición de
bocazas, ensombrecen dichos méritos. Así pues, a fin de echarle una
mano,
CINEMANÍA ha recopilado estos motivos por los
cuales el director también debería pedirnos disculpas. Si nos hace caso y
demuestra estar arrepentido, lo mismo recibimos su
Dolor y dinero con ojos más benevolentes.
Por poner en peligro la vida de Sean Connery
A decir verdad, Sean Connery sobrellevó lo mejor que pudo el rodaje de
La Roca (1996),
incluso aleccionando al joven Michael Bay sobre cómo ahorrar recursos y
presupuesto. Bueno, tal vez esto último se debiera a que (como afirma
el productor
Jerry Bruckheimer), Connery es un tacaño.
Pero lo que sí es seguro es que el cineasta casi acaba con la vida de su
estrella filmando una de sus escenas más complicadas. Cedemos la
palabra al propio Bay:
"Sean y Nicolas [Cage] tenían que
aguantar el aliento bajo el agua durante 40 segundos, mientras una bola
de fuego pasaba sobre sus cabezas. (...) Cuando terminamos de rodar,
Connery me dijo: 'Deberíamos haber ensayado esto antes, caraculo'. Y yo
le respondí: '¿Cómo coño vamos a ensayar una bola de fuego?".
Dado que nosotros consideramos al actor escocés como patrimonio de la
humanidad cinéfila, Michael nos debe una disculpa por poner su vida en
peligro.
Por pelearse con todo el mundo
Guillermo Del Toro es el último de una larga lista de enemigos que
Bay ha cultivado a lo largo de su carrera, y en la que brillan con luz
propia dos nombres:
Bruce Willis y
Hugo Weaving. Durante la promoción de
La Jungla 4.0, en 2007, el actor del cráneo reluciente publicó comentarios en la web
Ain't It Cool en los que declaraba que el rodaje de
Armageddon había sido una castaña, que el director era
"demasiado videoclipero" para su gusto, y que los voluntarios para trabajar en sus películas no sobraban.
"Es difícil sentirte a gusto con un director tan chillón", concluía. Por supuesto, Bay no se cortó en responder en su blog:
"lamento que [Bruce] no haya sido lo bastante hombre como para decirme todo eso a la cara". En cuanto su controversia con Weaving (la voz de
Megatron en
Transformers) fue
mucho más amarga. Cuando el australiano dejó caer que la saga de los
robots gigantes no le parecía gran cosa, la réplica bloguera de Bay
sentenciaba, entre otras lindezas:
"¿No os dan asco los actores que ganan millonadas por una película y que luego se quejan de su trabajo?". Bravo, Michael, eso es elegancia.
Por la gran guerra épica contra Megan Fox
Que la actriz de
Transformers no es ningún dechado de buenas
maneras es algo bien sabido. Que a Bay tampoco le sobra la sutileza es
algo que hemos ido aprendiendo en los apartados de este informe. De modo
que, cuando los temperamentos de ambos chocaron en público, el
conflicto resultante batió récords de vergüenza ajena. ¿Que Fox le
compara a él con Hitler y con Napoleón? Pues él la echa de la franquicia
(siguiendo, eso sí, un consejo del productor
Steven Spielberg).
¿Que ella replica acusándole de poner en peligro las vidas de sus
actores? Ningún problema: Bay publica en su blog una (presunta) carta de
miembros del equipo donde se la califica de
"zorra desagradecida sin clase ni estilo".
Y así sucesivamente. Aunque el actor y la actriz hayan hecho las paces
este mismo año, el incidente queda como uno de los episodios más
bochornosos del Hollywood moderno.
Por Transformers: La venganza de los caídos
Ya que Bay ha hecho acto de contrición por
Armageddon, suponemos que dar este paso no le costará demasiado. Buena parte de los implicados en la secuela robótica, empezando por un
Shia LaBeouf que
no sabía dónde esconderse, reconocieron que el filme era un desastre,
rodado sin libreto por cosas de la huelga de guionistas e improvisado
sobre la marcha. Tampoco creemos que ninguna de las entregas de
Transformers vaya a pasar a la historia, ni tampoco que Bay lo pretenda, pero puestos a gastarse
153 millones de euros, empleémoslo para entretener al público, no para dejarlo con las mismas.
Por sus personajes femeninos sin sustancia
Como ya señalamos en uno de nuestros informes, a Michael Bay
le gusta más trabajar con top models que con actrices. Lo cual no debería ser ningún problema: el chico ha rodado muchos
spots para firmas como
Victoria's Secrets, dicen
que se le da bien hacer amigas y, además, muchas grandes de la pantalla
comenzaron su carrera en las pasarelas. ¿Dónde está el problema? Pues
que
los personajes femeninos de los filmes de Bay tienen el espesor de un sello. Y
debido a eso, sospechamos, al cineasta le importa un pimiento que las
susodichas modelos sepan actuar. No es por nada, pero ni
Jamie King (Pearl Harbor) ni
Rosie Huntington-Whiteley, la sustituta de Megan Fox en
Transformers: El lado oscuro de la luna, tienen precisamente el mismo nivel dramático que
Charlize Theron, Audrey Hepburn y
Lauren Bacall, por citar sólo a tres estrellas que desfilaron antes de actuar.
Porque sus guiones apestan
En realidad, el título de este epígrafe no se refiere a los guiones
de Bay que han llegado a rodarse: es muy significativo que, entre los
múltiples créditos a su nombre en IMDb, el cineasta no tenga ni uno solo
como escritor. Nos referimos a
ese libreto para Las Tortugas Ninja que se filtró en internet,
y gracias al cual pudimos comprobar que el talento literario de nuestro
hombre tiende a cero. Frases trilladas, gramática cuestionable, bromas
que olían a rancio (
"Vais a ir de colores, como los tíos de Reservoir Dogs")
y un argumento que hubiera echado por tierra el mito de los quelonios
mutantes eran algunas de sus 'virtudes'. Visto esto, agradecemos que Bay
no haya tenido ocasión de convertirlo en largometraje. Quien sabe, lo
mismo un día encuentra una idea decente en esos foros de internet que,
según confiesa, visita para inspirarse.
Por sus 'remakes' de películas de terror
¿Te suenan las palabras
"Platinum Dunes"? Si eres aficionado a los clásicos del
slasher y al terror ochentero, seguramente sí, y para mal. Esta productora, fundada por Bay y el productor
Brad Fuller, se especializó en resucitar a viejos iconos del cine de sustos, con resultados de lo más cuestionables: véanse como ejemplos
La matanza de Texas: el origen, Carretera al infierno (The Hitcher), Pesadilla en Elm Street: El origen y otros trabajos que ofendieron sin necesidad a nuestros monstruos favoritos. Por cierto, si la 'versión Bay' de
Las Tortugas Ninja llega a rodarse, ¿adivinas qué compañía la producirá?
Porque se autoplagia
Reutilizar metraje de películas ya estrenadas no es una práctica rara
en Hollywood, ni siquiera en las mayores superproducciones: si la
técnica se emplea bien no tiene por qué notarse, y puede suponer varios
millones de diferencia en el presupuesto final. Pero el caso de Bay
clama al cielo precisamente porque sí se nota. Este vídeo, elaborado por
un fan en 2011, demuestra que el director no sólo reutilizó imágenes de
La isla en
Transformers 3, sino
que además replicó una escena del primer filme casi al dedillo,
empezando por la planificación y acabando (claro está) por las
explosiones. Si hablásemos de otro cineasta, se trataría de un desliz
sin más, pero tratándose de un tipo que se presenta a sí mismo como
abanderado del exceso y el desparrame, resulta un desagradable ejemplo
de cicatería.
Porque plagia a otros
Con la mala leche que dicen que tiene
David Fincher, más le vale a Bay esconderse si algún día se encuentra con él. Según nos demuestra este vídeo de
Daniel García que publicamos el año pasado, los videoclips rodados por Bay durante los 90 (así como su debut
Dos policías rebeldes) se nutrían de referencias poco disimuladas a los trabajos del autor de
El club de la lucha, también
un aclamado autor de vídeos musicales antes de pasarse al cine. Según
sentenciamos entonces, los límites entre el homenaje y la copia
descarada son muy ténues, y aquí Bay tonteó con ellos de una forma
bastante arriesgada.
Via:Cinemania